Día: 1 de septiembre de 2018
Conflicto de Huevos
Otra de mis geniales hazañas…
Al despertar de ayer recordé la instrucción : Hem de hervir unos huevos (luego resulta que lo había soñado -risas, no se corten: adelante), como podemos tener sueños tan reales, rallando la perfección y després en la realidad dejamos tanto que desear…
La rutina transcurrió con normalidad: aseo, pastillas, café, cocina (casi siempre la «recojo» a primera hora), café dos, ducha, dientes y paseo con mi amigo (a veces incluyo café tres) …
Regreso, limpieza OLIVER y prou (hasta la hora de les joguines o caricias)…
Pero… pero, el subconsciente en la matina de ayer tenía un mensaje y me lo iba a recordar: Hervir Huevos!
Bien -mal-, es algo sencillo. Algo que ya he realizado en altres ocasiones y no me sale mal (claro, no tiene ningún secreto): cazo, huevos, agua y fuego…
De chiste no conseguirlo, una vez todo a punto (sin ningún olvido) se enciende el fuego y al cabo de uns minuts ya lo tenemos. Para no estar contemplando la cocción, decido leer un poco -mal, muy mal-…
Mal no lo de leer, eso es siempre bueno…
Mal abandonar la cocina para ir a leer al sillón, mecachis…
Alguna vez que también lo había llevado a cabo con la precaución de poner «alarma» en el móvil. Pero ayer no…
Y Morfeo me capturó cuando debía llevar cuatro páginas…
Sigo? O ustedes ya han visualizado/imaginado el final…
Seguro que sí, justo lo que han pensado: todo siguió funcionando en su medida excepto yo que fui abducido del mundo real y permanecí ausente más tiempo del debido…
Podía haber sigut una «cabezadita», podía. Fue un relajo de carallo que interrumpió una «especie de ruido de petardo» …
Y abandonando el «lapsus» comienzas a notar un olor que no es nada habitual y atribuyes -deseas- que son las obras de la calle. Te incorporas y diriges a la cocina veloz repitiendo: los huevos, los huevos…
Y ahí están -como la Puerta de Alcalá-, viendo pasar el tiempo sobre la lumbre, sin agua y negros como castañas.
Alguno, parece mentira lo que se es capaz de hacer en una situación extrema, había salido por patas del Vietnam culinario y cuál metralla decoraba encimera, paredes, techo y suelo del lugar de la misión: la cocina…
Ya está, el resto es «agua pasada» – nunca millor dit-…
Con estropajos, trapos y fregona para remendar el entuerto…
Había algún tono amarillo -Taboo- y luego pensé que algún «ciudadano» se hubiera puesto como loco en ayudarme a sacarlo.
La labor de enmienda no fue mía exclusivamente, tuve una eficaz y paciente colaboración…
También creo que como vigilancia y precaución en la tarea de limpieza, no fuera a empeorar lo conseguido.
Queda claro que los huevos necesitan un tiempo de cocción i no debe prolongarse, a no ser que quieran cambiar la decoración de la cocina. También es bueno aprender que, siendo dos cosas buenas, leer y cocer huevos no es compatible…
Bueno pues …